El último cuarto del siglo
XX
contribuyó, en la historia de los horrores de la humanidad, con una
nueva forma
de explotación del hombre por el hombre: el tráfico de órganos.
Investigaciones
realizadas por distintos medios, periodistas y organizaciones
independientes han
permitido echar luz, al despuntar el siglo actual, sobre esta aberrante
realidad, una luz a la que de todas formas se empeña en cubrir de
sombras una
cadena de intereses metidos de lleno en este “negocio”.
Por ejemplo, en Rusia
el problema estalló cuando en 1993 se informó que una “em presa” de
Moscú había
extraído 700 órganos importantes, entre corazones, pulmones y riñones,
1.400
hígados, 18.000 timos y 2.000 ojos, todos destinados a pacientes que
pagaban
elevados precios e internados en hospitales muy importantes de todo el
mundo.
Los “donantes” eran miles de cuerpos no reclamados que van a parar a los
depósitos de cadáveres.
TRAFICO DE ÓRGANOS: La compra y venta
de una parte del cuerpo. En otras
palabras, la obtención de un riñón por parte de un paciente rico y
desesperado
de seguir viviendo a partir de un donante vivo, pobre y también
desesperado de
conseguir algo de dinero para satisfacer sus necesidades básicas.
El comercio de
órganos ocurre sobre todo en países en los
que coexisten minorías bien acomodadas con mayorías pobres, con marcadas
diferencias entre ambas, con un alto grado de injusticia social, sin
leyes que
regulen la práctica de los trasplantes y en países en los que no existe
la
injerencia del estado en el control de la actividad trasplantadora.
El tráfico de órganos se
ha
convertido en un floreciente y lucrativo negocio a través del cual la
pobreza en
el
tercer mundo se salda con “materia prima” humana
tercer mundo se salda con “materia prima” humana
Principalmente
existía en la India, país al que viajaban
numerosos pacientes ricos de Alemania y sobre todo Italia para
trasplantarse en
condiciones nada seguras y sin las más mínimas garantías, con riñones
comprados
de personas extremadamente pobres.
Ha sido también
frecuente en Filipinas, Hong Kong y la
China, países en los que los pobres venden un riñón por solo mil dólares
a ricos
procedentes principalmente del Japón. En menor grado también existe en
muchos
países del norte de África y sobre todo en Egipto, en los que con
frecuencia en
la prensa se leen anuncios de oferta de riñones por parte de personas
desesperadas por la pobreza, beneficiando a ricos desesperados por
seguir
viviendo.
En algunos países
de América Latina, como Bolivia, en los
que coexiste la extrema pobreza con la injusticia social y la falta de
atención
por parte del estado para cubrir las necesidades básicas de la
población,
incluyendo el tratamiento dialítico para sustituir la función renal
perdida, los
ricos también publican anuncios en la prensa solicitando riñones que son
ofertados por personas agobiadas por la pobreza. Y de la misma manera,
estas
personas desesperadas por satisfacer alguna necesidad básica con dinero,
publican anuncios en la prensa bajo el título de "Dono Riñón" tratándose
en la
realidad de la oferta de un riñón para la venta.
A pesar de estos esfuerzos
mancomunados, sin embargo, la tasa de donantes se mantiene estancada y
el número
de pacientes condenados a morir por falta de un órgano es cada vez
mayor. A fin
de incentivar la donación de órganos y disminuir esta brecha entre
oferta y
demanda, en muchos países se ha implementado el pago de los gastos
funerales del
donante, la otorgación de un seguro médico para los familiares del
donante por
parte de las instituciones en las que se encuentran asegurados los
receptores
beneficiados con los órganos y la reducción de los impuestos para los
familiares
del donante en la comunidad a la que pertenecen.
ESCASEZ DE ÓRGANOS:
Lo que hace posible pensar en
actividades
ilícitas alrededor del trasplante de órganos es la antigua pero
creciente
diferencia de posibilidades entre los ricos y los pobres. Esta es la
opinión de
R. Matesanz, conocido en todo el mundo como el padre del exitoso "Modelo
Español" de donación y trasplantes. Según él, cuatro
condiciones se encuentran en el origen y las consecuencias del comercio
de
órganos:
• una creciente demanda de órganos para
trasplante,
• unas posibilidades científicas en
constante
desarrollo,
• una comunidad global cada vez menos
propensa al
acto solidario de donar,
• y unas tasas de procuración de órganos en
franca
declinación
Esta
situación es actualmente conocida como penuria de órganos para
trasplante. "No
hay órganos para todos luego los ricos hacen todo lo posible por
conseguirlos a
costa de lo que sea."
La desesperación
por seguir viviendo alimenta el aterrador
negocio del tráfico clandestino de órganos humanos en el mundo, una
actividad
que no conoce fronteras ni límites. Por poner un ejemplo, sólo en México
se
realizan más de 4.000 trasplantes legales al año;
además,
más de 8.000 personas están en lista de espera,
de las
que 15% mueren al no recibir un órgano, informa el Centro Nacional de
Trasplantes (Cenatra) de México. Con esta premisa, no es de extrañar que
el
precio de estos órganos en el mercado negro alcance precios
desorbitados:
150,000 dólares por un hígado, 120,000 por un riñón, 60,000 por un
corazón ó
45,000 por la córnea, entre otros.
Una
difundida
polémica en torno al destino de los órganos de muchos
prisioneros en cárceles y campos de concentración chinos. Las
manifestaciones
populares para pedir una mayor atención al problema coparon la portada
de muchos
noticieros internacionales. Respecto al tema, la organización Human
Rights
Watch de Asia informa que en China se extraen ilegalmente más de
3,000
órganos de prisioneros al año (más de ocho diarios). Los precios de
éstos varían
en los mercados clandestinos "baratos" de India (Bombay) o Kuwait, entre
otros:
1,600 dólares por la piel de las piernas de los prisioneros; 400,000 por
los
intestinos ó 127,000 dólares por un pulmón.
China ha
promulgado (abril, 2007) su primera ley que
prohíbe el
comercio de órganos humanos. La norma entrará en vigor el primero de
mayo, tras
haber recibido el aval del Gobierno. El texto promulgado, que prohíbe la
extracción de órganos de menores, «estipula que los trasplantes de
órganos
humanos deben respetar el principio de la donación libre y voluntaria, y
considera criminal el acopio de órganos sin el permiso, o contra la
voluntad,
del propietario».
La ley prevé la destitución de los funcionarios y médicos que se libren a este tipo de tráficos, el cierre de los establecimientos implicados y multas que van de ocho a diez veces el monto de la ganancia obtenida en esos tráficos.
La ley prevé la destitución de los funcionarios y médicos que se libren a este tipo de tráficos, el cierre de los establecimientos implicados y multas que van de ocho a diez veces el monto de la ganancia obtenida en esos tráficos.
EL TRAFICO DE ÓRGANOS DE
NIÑOS EN
AFGANISTÁN:
"...es así como estos adelantados de la fe islámica comenzaron a
enriquecerse con los órganos humanos extraídos a los afganos más pobres y
desesperados, y en especial a niños indocumentados, sobre todo a los
pertenecientes a las etnias marginales tayica y hazara, a los que se les
quitaba
sus órganos y se los liquidaba, muchas veces antes de que despertaran de
la
anestesia (cuando ésta era utilizada). La Organización Revolucionaria de
Mujeres
de Afganistán, grupo clandestino conocido bajo el nombre de Rawa, ha
denunciado
estas atrocidades, entre otras cometidas por los talibanes.
En
los últimos meses del 2001 una de sus miembros, identificada con el
nombre
encubierto de Refit, reveló al diario español “El Mundo” que la mafia
del
tráfico de órganos humanos involucraba además a redes de zonas tribales y
mafias
del vecino Pakistán. Según Refit, el tráfico de órganos fue muy intenso
entre
los años 1992 y 1998, y refirió el testimonio de un taxista que
transportó a dos
personas que llevaban “una bolsa que sangraba”, en la que había un
hígado
humano. En 1994, tras el secuestro de un niño, se encontró su cadáver
sin el
hígado, y en 1998 otro menor apareció muerto sin sus riñones. Roma y
Mabula, dos
niñas afganas de cuatro años, fueron secuestradas cuando se encontraban
jugando
en la puerta de su casa y asesinadas. Días después aparecieron sus
cuerpos
mutilados. A ambas les habían quitado los ojos y a Roma, además, sus
riñones.
Como corolario de estas atrocidades, Refit señaló que los órganos eran
adquiridos principalmente por pakistaníes y árabes ricos."....
Fuente Consultada:
www.am740.com.ar
También en algunas regiones asiáticas se han
registrado
numerosas redes pertenecientes a la denominada "mafia del cuerpo". Hace
unos
años, la periferia de Manila sirvió de pábulo a un negociador de
órganos, quien
consiguió, sin ayuda, 150 "vendedores renales". Europa, sobre todo la
zona rural
de Rumania y Moldavia, es presa también de esta práctica. El destino de
algunos
inmigrantes, que llegan a ciudades prósperas en busca de empleo, cambia
de
súbito al contactar con uno de estos intermediarios del trasplante
ilegal.
En
algunas zonas de Centroamérica se han descubierto "casas de engorde", en
donde
familias desesperadas depositaban a sus famélicas criaturas a cambio de
unos
cuantos dólares para que tuvieran mejor aspecto ante las familias
acomodadas de
los países ricos.
La madre de Ahmad, muestra la cicatriz de
su hijo
que vendió su riñón en 20.000 dólares
LAS MAFIAS AL SERVICIO DE
ESTE
LUCRATIVO NEGOCIO: Las
mafias
también se sirven de la pobreza para comprar órganos y revenderlos a
mayor
precio. El rotativo se hace eco de una red
internacional
de traficantes de órganos desmantelada en 2004, que poseía negocios en
todos los
continentes. La red, como muchas otras, no se
servía
generalmente del rapto o el asesinato para extraer los órganos y
venderlos al
mejor postor.
El grupo reclutaba gente dispuesta a vender uno de sus riñones. Para ello, integrantes de la mafia viajaban a las ciudades más pobres de algunos países, entre ellos Brasil o Tailandia, para encontrar “voluntarios”, quienes eran enviados a Sudáfrica, donde reciben 10,000 dólares por uno de sus riñones.
Aberty José da Silva, un brasileño de 36 años, contactó con esa mafia y le vendió un riñón por 3,000 dólares. “Sé que es poco, pero bajé el precio porque me dijeron que había mucha gente que quería hacer lo que yo y que el exceso de oferta los había obligado a bajar los precios”.
El grupo reclutaba gente dispuesta a vender uno de sus riñones. Para ello, integrantes de la mafia viajaban a las ciudades más pobres de algunos países, entre ellos Brasil o Tailandia, para encontrar “voluntarios”, quienes eran enviados a Sudáfrica, donde reciben 10,000 dólares por uno de sus riñones.
Aberty José da Silva, un brasileño de 36 años, contactó con esa mafia y le vendió un riñón por 3,000 dólares. “Sé que es poco, pero bajé el precio porque me dijeron que había mucha gente que quería hacer lo que yo y que el exceso de oferta los había obligado a bajar los precios”.
COMO TRATAR EVITARLO?
“Debemos admitir que no
existe
ninguna solución fácil para combatir la plaga del tráfico de las
personas.
Enfrentar estas violaciones de los derechos humanos requiere una
aproximación
coherente e integral, que tenga en cuenta no sólo los intereses de las
víctimas,
sino además el justo castigo que se debe infligir a quien se aprovecha
de ellas,
así como de la introducción de medidas preventivas, como aumentar el
conocimiento y la conciencia y el análisis de las causas a la raíz del
fenómeno,
entre las cuales la dimensión macroeconómica, que no puede ciertamente
ser
minusvalorada”. Arzobispo Marchetto
El
comercio de órganos se puede evitar mejorando las condiciones de vida de
la
población, dando igualdad de oportunidades a ricos y pobres
principalmente en
relación a la salud y erradicando la extrema pobreza. Paralelamente, los
países
que aún no cuentan con una legislación adecuada, deben promulgar leyes
insistiendo en la necesidad de estimular la donación cadavérica, con un
sentido
altruista y de solidaridad, castigando todo tipo de retribución
económica por
los órganos donados y con un control estrecho de la actividad de
trasplantes por
parte del estado.
Se debe asegurar un comportamiento ético por
parte de
todos los médicos y de los numerosos profesionales que participan en el
complejo
proceso de un trasplante y también se debe
comprometer la
participación activa del estado y muy especialmente de las autoridades
sanitarias en el control de la actividad de trasplantes, asegurando la
acreditación de los centros hospitalarios y de los equipos de
trasplante,
reportando con todo detalle todos los trasplantes realizados y
especificando
claramente el tipo de donantes utilizados y los resultados obtenidos.
Con la
creación de la Comisión Coordinadora Nacional de Trasplantes y con la
reciente
implementación de los Formularios de Reporte, nuestro país actualmente
está en
condiciones de atender todos los aspectos mencionados.
Finalmente se requiere la participación activa de otros componentes de
la
sociedad civil en la investigación de los hechos denunciados, en la
elaboración
de los informes y en la divulgación de los mismos. En este aspecto es
fundamental la participación responsable de la Iglesia, de la prensa y
de las
sociedades médicas.
EL TRAFICO DE ÓRGANOS Y LA
IGLESIA: Forum
contra
la trata de seres humanos: “La Santa Sede alienta todo tipo de
iniciativa
dirigida a arrancar este fenómeno criminal e inmoral”, afirma el
Arzobispo
Marchetto.
Viena
- “La santa Sede aprecia los esfuerzos iniciados a distintos niveles
para
combatir el tráfico de seres humanos, que es un problema
multidimensional, uno
de los más vergonzosos fenómenos de nuestro tiempo… es una terrible
ofensa a la
dignidad de la persona humana que la Doctrina social de la Iglesia
considera
como fundamento de los derechos humanos… La Santa Sede alienta todo tipo
de
iniciativa dirigida a arrancar este fenómeno criminal e inmoral y a
promover el
bienestar de las víctimas”.
La
Santa Sede ha sido siempre consciente de la gravedad del problema: en
1970 el
Papa Pablo VI instituyó la Pontificia Comisión (ahora Pontificio
Consejo) para
la pastoral de los Migrantes y de los Itinerantes, también con el
objetivo de
monitorear la situación de las víctimas del tráfico de seres humanos,
considerados “los esclavos de los tiempos modernos”. Diversas
Conferencias
Episcopales (como por ejemplo la de Nigeria, Irlanda y España), con el
impulso
del Pontificio Consejo, han publicado cartas pastorales focalizando
estas
temáticas en base a las situaciones locales. En naciones que han sufrido
las
violencias de largos conflictos (R.D. del Congo, Sierra Leona, Liberia),
la
Iglesia católica se ha ocupado de los ex niños soldados expuestos al
riesgo de
ser vendidos una vez dejadas las tropas armadas. Son numerosas las
iniciativas
partidas de las congregaciones religiosas para asegurar no sólo su
integración
social y económica, sino también para sanar sus heridas y apoyar su
ingreso de
nuevo a las familias y comunidades de origen.
UN CASO DE TRAFICO DE
ÓRGANOS EN
MOZAMBIQUE:
(Fuente Consultada: HAZTEOIR.ORG)
(Fuente Consultada: HAZTEOIR.ORG)
Una misionera brasileña
que vive
en Mampula, Mozambique, ha denunciado una red de tráfico internacional
de
órganos que opera en esa ciudad, situada a 700 Km de la capital, Maputo,
dirigida por un sudafricano establecido allí. Según Maria Elilda dos
Santos,
varios niños pobres murieron en los últimos meses con el objetivo de
extraerles
órganos, como el corazón, los pulmones o los riñones. "Los niños dicen
que, por
la noche esos blancos van donde ellos se encuentran y ofrecen pan,
camisas y los
convidan a dar un paseo. Se mete a los niños en un coche y no vuelven
nunca",
contó la misionera.
Todo
empezó el 15 de julio de 2003, cuando un joven llamado Dionisio Da
Silva
llevó a un niño de nueve años a casa de un matrimonio formado por un
sudafricano
y una danesa para ser vendido por un importe de 3.200 euros. El
matrimonio se
encontraba ausente, de viaje en Sudáfrica, y los empleados
mozambiqueños, al
tener conocimiento de las intenciones de Dionisio, lo condujeron a un
puesto de
la policía cercano al Monasterio Mater Dei.
Pese
a que Dionisio, que mantuvo en su poder al menor Félix Mario
durante dos
semanas, confesó los hechos, fue puesto en libertad muy poco tiempo
después.
La
población empezó a detectar otros casos similares. La misionera
brasileña Elilda
dos Santos comenzó a investigar junto a los familiares de las víctimas.
Después
de reunir pruebas, las presentó a las autoridades policiales y políticas
locales
que apenas dieron importancia a los hechos.
Maria
Elilda dos Santos lleva nueve años en Nampula.
Desde que
denunció una serie de asesinatos, ha recibido amenazas de muerte y el
monasterio
está vigilado por los criminales. Según el relato de la Hermana que
acompaña a
Elilda dos Santos, el nombre del sudafricano que dirige la organización
es
conocido en la región por el nombre de "Blanco".
Mientras las autoridades del país suroriental africano afirman no haber
encontrado evidencia de un intercambio de órganos humanos, las
religiosas
aseguran haber hablado con víctimas que lograron escapar y tienen
fotografías de
niños muertos con órganos faltantes.
La religiosa de las
Siervas de
María Inmaculada, Doraci Edinger, quien hace unos días denunció una red
de
tráfico de órganos en Mozambique, fue asesinada en su hogar, al norte de
la
ciudad de Nampula.
En
relación con otro caso, se extrajeron de una niña de 12 años, el
corazón, los
pulmones y los riñones. La madre de la chiquilla denunció el hecho de
que la
policía fue al local, pero no hizo diligencia alguna, sobre todo una
pericia del
cuerpo. La queja refuerza la convicción de Maria Elilda de que hay
autoridades
envueltas en estos crímenes: "Tanto el Gobernador como el Comandante han
tenido
una postura de no dar respuesta, investigando y esclareciendo los
hechos", acusó
la misionera.
Las
hermanas pudieron recoger información debido a que la operación se
realizó en
una propiedad adyacente a su convento y varios de los niños capturados
escapaban.